Las religiones más antiguas del mundo se refieren al principio de Causa y Efecto, y a tener la fortaleza para responder por cada uno de nuestros actos, sin mentir ni mentirnos.
Somos humanos, tenemos conciencia y discernimiento lógico. Esta propiedad no empezó con el supuesto homo sapiens sapiens. Somos una especie diferente, que se caracteriza por su capacidad de tomar conciencia de nuestras acciones e intenciones.
El Principio de Causa y Efecto nos rige desde entonces.
Por qué es así, es imposible saberlo, aunque quiénes creen en una Conciencia Superior, en Dios, no encuentran dificultades para justificarlo y entenderlo.
Si Dios, la Providencia o lo que fuera nos pone dificultades es porque aún cree en nosotros. Las dificultades son pruebas, para enmendarnos.
Si no somos dignos nuestro espíritu será aniquilado.
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